Es el padre Fidel Oñoro, sacerdote eudista que ha dedicado su vida a la interpretación bíblica. seguro que sus reflexiones pueden ayudarte mucho a comprender un poco mejor la palabra de cada día. Visita la pagina www.homiletica.org y lo verás...
Este es un espacio dedicado a mis jóvenes estudiantes en el que podrán descubrir el arduo trabajo de muchos a través de la historia para logar una interpretación del Evangelio y de la vida hoy.
Una Palabra para ti
La vida es breve, y no podemos esperar que lo poco que vemos, oímos y experimentamos nos revele la totalidad de nuestra existencia. Somos demasiado cortos de vista y duros de oído para ello. Alguien tiene que abrir nuestros ojos y nuestros oídos y ayudarnos a descubrir lo que está más allá de nuestra percepción. ¡Alguien tiene que hacer arder nuestro corazón!
sábado, 9 de junio de 2012
sábado, 2 de junio de 2012
¿Qué sería de nosotros sin la palabra?
Sin la palabra que no deja de elevarnos a la categoría de
personas escogidas por Dios, nos quedamos o nos convertimos en pequeñas y
pobres personas atrapadas en la miserable y dolorosa lucha diaria por
sobrevivir.
Sin la palabra que hace arder nuestros corazones, no podemos
hacer mucho más que regresar a casa, resignados ante el triste hecho de que no
hay nada nuevo bajo el sol.
Sin la palabra, nuestra vida apenas tiene sentido, vitalidad
ni energía.
Sin la palabra no pasamos de ser personas insignificantes,
que viven una vida insignificante y muere una muerte no menos insignificante.
Sin la palabra, tal vez lleguemos a ser objeto de interés
periodístico por un par de días, pero no habrá generaciones que nos llamen
bienaventurados.
Sin la palabra, nuestros esporádicos dolores y tristezas
pueden extinguir el Espíritu dentro de nosotros y hacernos víctimas de la
amargura y del resentimiento.
sábado, 19 de mayo de 2012
Para comenzar
La Palabra de Dios es sacramental, lo cuál significa que es
sagrada y que, como tal, hace presente lo que expresa. La palabra crea lo que
expresa. Cuando decimos que la Palabra de Dios es sagrada, queremos decir que
está llena de su presencia.
La Palabra de Dios no es una palabra que debamos aplicar a
nuestra vida diaria algún día lejano; es una palabra que nos sana en y através
de nuestra escucha, aquí y ahora.
La Palabra nos eleva por encima de nuestra mediocridad y nos
hace ver que nuestra simple vida diaria es, de hecho, una vida sagrada que
desempeña un papel esencial en el cumplimiento de las promesas de Dios.
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